El Cardenal dijo, refiriéndose a la corrupción: “Acaben ya con
el robo descarado de nuestros recursos. Los millones de lempiras que año tras
año se pierden sin dejar huella no le concederán la salvación a nadie porque a
Dios no se le compra con el dinero. ¡No más impuestos inventados para beneficio
de unos pocos! No crucifiquen más al país, no lo sigan desangrando con los
clavos de la avaricia sin límite”.
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